jueves, 26 de diciembre de 2013

MI FELICITACIÓN NAVIDEÑA (I)

               En estas fechas he ido enviando una tarjeta de felicitación navideña a mis amigos y familiares. Lo he hecho por internet, mediante correo electrónico o a través del chat de facebook; también la he posteado en este blog. Dicha tarjeta se acompaña de un par de archivos sonoros con sendos villancicos instrumentales, compuestos por mí para la ocasión. De mi autoría he dado noticia a los destinatarios, una vez manifestados mis mejores deseos para las conmemoraciones en curso.
               Lo peculiar del crisma me ha llevado a poner atención a las respuestas. Si se hubiera tratado de una comunicación al uso, la contestación esperable habría sido un “gracias, igualmente”, envuelta en algún ornato retórico. Pero mi carta ha sido menos simple. En efecto, además de la felicitación, como digo, iba mi obra musical, inédita y, además, sorprendente quizás para la mayor parte, que desconocía  esa faceta mía. Por lo tanto, pensaba yo, lo suyo sería un mensaje alusivo a ambos elementos.
Guillermo
Foto de JARC
               No ha sido así en todos los casos. En realidad, ha habido varios tipos, que reduzco a tres: el silencio (¡la mayoría!), la devolución de la felicitación (la mayoría de los que me han escrito) y esto más el elogio de los villancicos y el agrado con que los han escuchado (unos pocos). Me gustaría comentar las actitudes que encierran tales comportamientos y su caracterización desde un punto de vista meramente comunicativo.
               Cuando una persona se dirige a otra para expresarle suerte, felicidad, salud, estabilidad, etc., con motivo de alguna circunstancia de incidencia general, como por ejemplo el comienzo de un año nuevo, lo “normal” es que esta le responda agradeciéndoselo y mostrándole idénticos deseos. No constituye una obligación stricto sensu, pero casi. En el análisis de la conversación, se denomina par adyacente al conjunto de dos turnos sucesivos, de los que el segundo es obligatorio o de aparición prioritaria, de modo que su ausencia adquiere un valor significativo. El más típico y frecuente es el par ‘pregunta -respuesta’, así como también ‘saludo - saludo’. Este concepto se inscribe dentro de marco teórico desarrollado a partir del principio de cortesía, que podemos identificar intuitivamente con consideración, educación, respeto, amabilidad, cordialidad, deferencia, etc. De este modo, la no aparición del segundo turno de un par adyacente supone una descortesía y pone en peligro las buenas relaciones entre los interlocutores. La falta de cortesía se entiende en términos de valor psicosocial como una “falta de tacto”,  una “falta de educación” y similares en el mejor de los casos; en el peor, puede llegar al punto de considerarse incluso una provocación, no exenta de agresividad. (Continúa aquí)

MI FELICITACIÓN NAVIDEÑA (II)

Foto de Rafa Gª Notario
               Aplicando esta doctrina a mi caso, está claro que quienes han dado la callada por respuesta no se han comportado como esperaba yo, como la mayoría de los que pudieran haber estado en mi situación. Se han comportado poco cortésmente. Puesto que mi felicitación no se ha realizado de forma presencial, sino a través de internet, es posible que se hayan  interpuesto obstáculos insalvables, como la difícil accesibilidad de algunos destinatarios al correo o chat, la falta de manejo de las tecnologías  para escribir y remitir una respuesta electrónica, etc. Son interferencias que no dependen de la voluntad de las personas y constituyen carencias comprensibles, totalmente excusables. Pero cualquier otro factor fuera de ellas ha de cargarse en el debe de mis contactos silentes, incluso el olvido, el aplazamiento sine die, etc.; y no digamos el no sentirse obligados, por la creencia de que las felicitaciones y similares no requieren respuesta, ni siquiera acuse de recibo. Yo considero inexcusable corresponder a todo el que te da generosamente algo sin estar obligado a ello, como por ejemplo una felicitación. En adelante, esas personas tendrán que reparar, de algún modo, su falta de delicadeza, vamos a llamarla así, o esperar que yo me distancie, que nuestras relaciones empiecen a enfriarse, etc. Es la consecuencia lógica del “significado” que me ha “comunicado” su injustificado mutismo.
                Por el contrario, me siento pagado y agradecido a los que me han contestado, tanto si se han referido a mi música, como si únicamente me han deseado, agradecidos, la misma felicidad que yo a ellos. A esta última variedad de respuestas es a la que me voy a referir ahora.
                Mi mensaje contenía dos núcleos temáticos fundamentales, que voy a parafrasear así: 1) me gustaría que pasaras unas estupendas fiestas de Pascua junto a tu familia, 2) he hecho unos villancicos, cosa que   -tratándose de mí-  tiene su mérito, para que sirvan como digna señal de mis deseos. La mayor parte de los correos o mensajes recibidos no hacen alusión sino solo a lo primero. Eso me lleva a suponer que no han reparado en lo segundo o, mejor aún, que no han percibido el carácter relevante de la inclusión de una música mía y no han visto en ello motivo alguno para tocarlo como tema en sus respuestas. Aparece aquí otro elemento esencial en la comunicación: la relevancia.  (Continúa aquí)


MI FELICITACIÓN NAVIDEÑA (y III)


Foto de Rafa Gª Notario
               De manera muy elemental, diré que la comprensión cabal de un mensaje solo es posible si el receptor distingue los contenidos relevantes de un texto oral o escrito, teniendo en cuenta las circunstancias en las que se produce; o, lo que es lo mismo, si capta aquello a lo que el emisor le otorga especial relevancia en tal contexto. Suponiendo que el discurso emitido esté bien construido y dé suficientes pistas sobre el núcleo o núcleos relevantes, el receptor debe poseer las habilidades suficientes y los conocimientos generales y particulares de la situación como para identificar ese núcleo o núcleos. Sirva este contraejemplo para ilustrar lo que digo: uno  de mis “amigos”, a quien envié por chat mis villancicos, lo primero que me dijo, y lo único, fue esto: “¿Qué animal es ese?”, refiriéndose a la imagen que se mostraba junto a la dirección en YouTube de la música. Por cierto, es un osito panda, una de las tres o cuatro fotos elegidas para que sirviera de leve soporte icónico en el vídeo donde inserté la música. Que yo sepa, YouTube solo admite clips de vídeo + audio.
               La capacidad comunicativa correspondiente a la relevancia forma parte, repito, de la competencia para la comprensión de textos. Coloquialmente se habla de “salir por la vía de Tarifa”, cuando alguien demuestra, por lo que dice, no haber captado lo más relevante de una intervención (o un libro o una noticia…) y haberse quedado con lo secundario, anecdótico, con las “hojas” del “rábano”. Es lo que le ocurrió a mi “amigo” del osito Panda. Otros, los que han omitido tocar en su respuesta el tema de la música, puede que, por haber leído mi mensaje superficial y rápidamente  -hecho habitual en internet-  o por no estar ese día tan agudos como sería de desear, se quedaron con el tema que tópicamente es más relevante en las tarjetas de Navidad   -la felicitación-  y fue ese el que seleccionaron como motivo para felicitarme a mí.
               La comunicación, como todo comportamiento humano, presenta fallos, nos equivocamos, nos confundimos, se nos escapan detalles…, que en ocasiones tienen consecuencias notables. No obstante, es deber de toda persona ir mejorando progresivamente, en esto y en todo. Al menos proponérselo. Y estoy convencido de que el conocimiento del principio de cortesía y de la teoría de la relevancia, expuestos aquí  -de modo muy simple, es verdad-, partiendo del caso de mi tarjeta sonora, pueden ser muy útiles.

               Felices fiestas a todos.



martes, 10 de diciembre de 2013

VILLANCICOS


Este año quiero  felicitarte con una tarjeta sonora: unos villancicos instrumentales de mi propia cosecha. Sirvan como signo de mis deseos de felicidad, salud y bienestar para ti y para tu familia. Se encuentran aquí:




Un afectuoso abrazo.


(Cálzate los auriculares o conecta los altavoces: no quedan bien en el móvil o en el portátil)